Éste año también es...
La sencilla historia de una chica de provincia va a la gran ciudad... O a un pedacito de la gran ciudad.
La película triunfa totalmente en dos aspectos: el primero, la creación de un personaje de carne y hueso, personaje se vuelve persona; el segundo, que viene del primero, es lograr que se vean como naturales, normales, las patologías de la protagonista.
Vaya, que a diferencia de la corriente, notable particularmente en el cine latinoamericano, de hacer películas ultrarealistas con personajes comunes y corrientes a los que no les pasa absolutamente nada (reflejar el tedio de la vida moderna creo que le dicen), aquí sí que pasan cosas. Anormalidades que se vuelven normales, consecuencias naturales de lo que le va pasando al personaje principal. El desarrollo es ejemplar pues. Se va tan sutilmente hasta el clímax que este no parece de ninguna forma forzado. Escenas enfermizas que no se ven como un intento de escandalizar sino como partes infaltables del rompecabezas.
Otra cosa es que uno, como espectador, disfrute más o menos de este rompecabezas en particular, pero de que está bien armado ni duda cabe. Éso es lo que la distingue.
Cinéfilos que ven en el cine no sólo una forma de entretenimiento, no se la pierdan.

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