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octubre 01, 2011

El infierno.


México 2010, nada qué celebrar.


De principio a fin, este filme te lleva por los rincones de los pueblos polvosos, de la sequía, no sólo de la tierra, sino de la gente; sequía de posibilidades de vida y de honestidad... el calor arrasador no se comparará con lo arrasador de la violencia y de la ignorancia, de la pobreza y de la doble moral. 

El filme ha demostrado ser una explosiva manera de hacer comedia política de humor negro... ¿qué digo? ¡negrísimo! Con diálogos inteligentes y perfectamente creíbles, llenos de crítica social y de denuncia, "El Infierno" retrata de manera sublime la realidad contemporánea de México.

Las actuaciones son excelentes, todas y cada una de ellas (el único flojón es Mauricio Issac, que caracteriza al hijo del mero capo Reyes). Se nota el equipo en la cinta y que, actores y actrices, creen en el proyecto... y eso se ve pocas veces. La fotografía, música, vestuario y efectos especiales, no se quedan atrás, todo está en su lugar y sin aspavientos. La forma de resolver problemas temporales con creatividad, también se agradece, puesto que no se trataba de despilfarrar recursos (como en la mayoría de producciones hollywoodenses), que, como podemos ver, en México no sobran.

"El Infierno" está aquí y es de agradecer que nos muestre la realidad de manera tan cruda, pero con tanto humor, porque de otra manera, sería insoportablemente terrible. 

Hay que hacer notar que en la película  hay situaciones de risa, de aplausos, sobretodo en las alusiones directas a los políticos involucrados con la tristísima situación actual del país, de la cual, son directamente culpables. Así que, además de todo, sirve para hacer catarsis.

Finalmente, resaltar el valor, no sólo del arte de esta película (en toda su extensión), sino de Luis Estrada por atreverse a decir verdades que pocos quieren escuchar... Los mexicanos deberíamos estar agradecidos de que todavía nos quede buen cine.






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