La película parte con el escueto argumento original de afrontar la pérdida de un ser querido, nada menos que resucitándole. La relación entre el joven Victor Frankenstein con su perro Sparky es tan sólo el principio de una historia que acabará elevando al cielo el mejor cine de monstruos, hasta hacerle soltar chispas, literalmente. La curiosa ‘mascota’ desata la locura de un colectivo de pueblerinos, y llega un punto en que la pantalla se colapsa de excentricidad con tanto bicho suelto. Pura dinamita.
Un guión en el que no faltan los chascarrillos, los personajes marginales y esa clara división entre los buenos, los malos y los peores que hace tan característico su grumoso cine. El 3D es tan sólo un elemento supérfluo y caprichoso de su visionado, ya que la misma estética en blanco y negro hace que parezca estar ante un filme rodado en los años 20, pero con la tecnología de ahora. Genial.
La sensiblería permanece en su dósis justa, suficiente para sacarnos una traviesa sonrisa al final. A la mente acude esa mueca de alegría que se esboza de forma automática cuando Winona Ryder flota sobre el aire al final de 'Beetlejuice'. Pero también esa lagrimilla que se escapa tras el desenlace de 'Eduardo manos de tijera'.
Tim ha elegido una manera brillante de sacar las piernas del fango tras las malas críticas recibidas con 'Alicia en el país de las maravillas' o 'Sombras tenebrosas', y que poco a poco clavaban su lápida. Ahora esa lápida es el eje de una película eléctrica, compuesta de energía y dulzura a partes iguales.
'Frankenweenie' es un trabajo hecho para perdurar, una pieza de orfebrería de una precisión -y perfección- que abruma. El stop-motion fúnebre más vivo que se haya podido ver, para contar la historia del cortometraje original aportando, además, nuevos elementos que no sólo se amoldan como un guante sino que casi parecieran pensados para aquel trabajo de 1984, que por cierto mejora con el tiempo, como el buen vino.
Spoiler:
El homenaje 'Bambi meets Godzilla' está fragmentado pero es evidente, pues una de las mascotas resucitadas, una tortuga, se transforma en una suerte de Godzilla gigante que pisa a un hámster con un plano de su pie, exclusivamente. Cuando lo levanta, puede verse que detrás hay un cine en el que proyectan "Bambi". Simplemente memorable.
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