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septiembre 25, 2011

Miss Tacuarembó.


Algún día el mundo será nuestro.


"Miss Tacuarembó" es una producción delirante, la proyección de una generación que tuvo un sueño, quién sabe si se logró. El filme trata sobre una niña del recóndito pueblo de Tacuarembó, en Uruguay, que sueña con ser una cantante famosa empezando por ser coronada Miss de su pueblo. Hasta ahí todo normal. 

Cuando el denominador común de la película incluye "Flashdance", la telenovela "Cristal", los reality shows y una delirante subtrama religiosa, ya se puede intuir que lo que se va a ver es de todo menos normal. 

A pesar de que en un principio la película parezca seguir el molde de la comedia americana en seguida se comprueba que la cosa va mucho más allá y aspira a forjar el retrato de una generación ahora treinteañera a través de los mitos populares de su infancia, dándole a la historia ese justo toque de nostalgia que pocas películas han sabido atrapar después de la década de los ochenta. 

La producción uruguaya goza de una colorida unión de la comedia musical, tiene la factura de pueblo con chicos que sueñan conocer mundo y recrean las fantasías del cine, incluye el cuento infantil con la villana malísima que encima tiene dos hijas gemelas rubias bien malas, es una sátira sobre la crueldad de los reality televisivos, desarrolla el melodrama de la jovencita pobre que en mal momento descubre su origen avergonzante pero luego lo termina superando. Nos provoca una grata evocación de los éxitos de la cultura masiva de los '80, me encantó la idea sobre la crítica sarcástica al fanatismo y comercio religioso, ésta es una de esas películas que dan ganas de contarla entera, pero conviene contar lo mínimo, porque es todo un vaivén de sorpresas e ironías realmente muy bien armado y presentado.

Natalia Oreiro está maravillosa con todo su despliegue de canciones y expresiones (deslumbramiento, picardía, decepción, etc.) y que sólo ella puede lucir un vestido de adolescente como el que luce en un momento clave. 

Está todo cuidado hasta el mínimo detalle en lo visual, pero, en cierto sentido, es una lástima que no termine en un absoluto clímax. Hay momentos antológicos, como la aparición de Jeannette Rodríguez y el paseo por el Cristo Park que sin duda alguna te dejará un buen sabor de boca.






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