Jóvenes salvajes y hambrientos.
Somos lo que hay retrata la necesidad familiar por conseguir comida, una premisa sencilla pero a la vez muy compleja, refleja los límites a los que puede ser orillado una persona, en este caso una familia, para sobrevivir, para satisfacer una de las necesidades básicas, comer.
El inicio es ambiguo, la trama poco a poco va revelando las intenciones y la naturaleza de esta familia que se desmorona ante la ausencia del patriarca. La madre se vuelve histérica ante la noticia, los hijos varones pelean por el liderazgo de la familia y la hermana resulta la más centrada y calmada del clan.
Como toda ópera prima, tiene sus errores, tiene unos cuantos detalles que llegan a pasar desapercibidos por la temática del filme, lo cual le da un gran plus, pues dista mucho de los trillados temas de las películas mexicanas, llámese drogas, inmigración, prostitutas o pobres que parecerían no saber más que groserías.
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